Prána, la energía vital
penetra nuestro cuerpo
por los laberintos respiratorios.
Lleva la bendición de la vida hasta nuestro pecho
y de él, hacia todo nuestro ser, físico y sutil.
Prána, la energía biológica
sin la cual ninguna forma de vida
animal o vegetal sería posible.
Prána, que trae la cura
y la regeneración celular.
Para vivir, todos los seres necesitan respirar.
Respirando, incrementamos vitalidad,
revitalización, reconstitución
de los tejidos, insuflándoles la propia vida.
Controlando los ritmos respiratorios,
dominamos nuestras emociones y acciones.
Alterando los niveles de profundidad
de la respiración, conquistamos
nuevos estados de conciencia.
Interfiriendo voluntariamente
en el acto respiratorio cruzamos
la frontera entre lo conciente
y lo inconciente.
¡Eso es pránáyáma!